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  • BRASIL: los dolores de la industria 14/1/2022


    El año 2021 "dolio" tanto para las industrias como para los productores. Por el lado de la producción de leche, los costos de producción “agarraron fuerte” al productor, bajando los márgenes y provocando una caída de la producción, hasta septiembre, de casi un 1,5% con relación a 2020 (se estima que, en el año total de 2021, la producción muestra una disminución entre 2% y 3% con relación a los volúmenes producidos en 2020), con tendencia a entrar en 2022 con mayores caídas.

    Como se muestra en el Gráfico 1, los costos han aumentado y los precios al productor no han seguido el mismo camino, ejerciendo una presión considerable sobre los márgenes.


    Bueno, si el productor termina el año perdiendo, es obvio concluir que la industria ganó, ¿no? ¡Incorrecto!

    La situación económica del país, la fuerte reducción del consumo de lácteos (acelerada en la 2ª mitad de 2021) y la consiguiente dificultad para incrementar los precios, complicaron al sector en el que probablemente fue su peor año en el pasado reciente.

    Consultado sobre el tema, Sávio Santiago, Director de Originación de UltraCheese, dijo: “Parte del año 2020 trajo un impulso a la industria. Tras el impacto positivo en el consumo provocado por las ayudas de emergencia, los márgenes -que ya venían achatándose antes de la pandemia- se recuperaron a finales de ese año. La resaca del consumo en 2021 con la caída de los ingresos, impuso, para la mayoría de industrias, el peor año de la historia en resultados. Sucesivos márgenes negativos agotaron el aliento recuperado en 2020 y ya comprometen la sostenibilidad de las operaciones, poniendo a cero la capacidad de inversión”.

    Los gráficos 2 y 3 muestran la evolución del margen estimado de la industria en leche UHT y queso mozzarella, dos de los principales commodities negociados en el mercado brasileño.


    Sobre estos márgenes negativos, Cícero Hegg, Socio Fundador de Tirolez, destacó el papel del retail. “Creo que lo que había en el pasado ya no existe: las cadenas de supermercados usaban mucho la mozzarella como señuelo para sus consumidores. Nos damos cuenta de que, hoy en día, el sector minorista ya no mira este producto de esa manera. Entonces, muchas veces, la industria tiene resultados negativos, como se muestra claramente en el gráfico que presenta [Gráfico 3]. De los doce meses, en diez la mozzarella estaba en números rojos, porque muchas veces el [sector] industrial baja el precio y el supermercado tiene un margen aún mayor”.

    Hegg continuó ponderando la falta de camaradería del segmento: “Lo cual es, quizás, una falta de compañerismo en el segmento. Entonces, creo que es [necesaria] una convergencia de los sectores primario y secundario -la producción y la industria de la leche- para [promover] una mejor interlocución con la cadena minorista, en el sentido de promocionar estos productos cuando hay estacionalidad. Así, la propia demanda hace que el precio de la mozzarella y otros productos lácteos bajen al por menor. Menciono la mozzarella, pero también menciono la propia leche larga vida”.

    En ese escenario, los dolores de la industria láctea brasileña son diversos y muchas veces opuestos:

    En general, los márgenes hoy son muy malos y sugerirían un ajuste muy fuerte hacia abajo en el corto plazo de su principal materia prima, la leche;

    Por otro lado, la industria siempre trabaja con la expectativa de que vendrá una mejora en el mercado y, aún en este escenario de muy malos márgenes, busca conservar la base de proveedores que tiene hoy, es más barato pagar hoy que tener que ir al mercado a recuperar leche en el futuro. Además, el elevado nivel de fragmentación de la industria lleva a las pequeñas, medianas y grandes industrias a defender su base de proveedores, sin buscar mucho o casi nada el resultado a corto plazo;

    Al mismo tiempo, se sabe que el mercado brasileño está escaso en leche, con baja producción e importaciones impracticables. Cualquier reacción de la demanda generará una fuerte reacción de los precios ya que el mercado está desabastecido.

    Para 2022, Cícero coincide en que la “pelota” está con el consumidor: “Entiendo que para 2022 será así: dependerá mucho de la demanda, porque la producción es corta y se ha recortado. No tenemos los datos del IBGE aún finalizados, pero todo indica que el resultado será inferior al de 2020 y ahora dependerá de la demanda para que podamos estimular la producción. El resultado de todo esto es que la industria no tiene más que subir sus precios, porque no es sólo la leche la que ha aumentado el costo, sino también los demás insumos. Todos ellos, sin excepción, empezando por el flete, los embalajes, las cajas de cartón, las levaduras... La mano de obra en sí, el coste del trabajador también subió con los reajustes que se negociaron. Es un año desafiante, pero siempre defiendo el camino del entendimiento. Creo que cada uno tiene que hacer su parte y buscar compañerismo en las actividades que realizan juntos. Todos quieren que sea un buen resultado”.

    En ese sentido de cambio, Cícero señaló la responsabilidad de la industria con la originación de la leche. “Un tema que es muy importante, que se está hablando mucho hoy en día, es el origen de la leche. O sea, que cada empresa, cada cooperativa, sea capaz de trabajar en conjunto con el productor de leche para mejorar la cantidad producida de manera permanente y permitir que el productor sea rentable, porque no tiene sentido pensar que seguirá produciendo eternamente sin rentabilidad”.

    “Entonces, el problema es la creación, trabajar junto con el productor. Siempre he defendido y defiendo que el mejor camino es la comprensión y la conversación. Entonces, esto implica, por ejemplo, el suministro de semen, del embrión. Incluso los clubes de compras, donde podemos anticipar las compras de cereales que alimentarán al ganado, ayuda en un silo y todo lo demás. Se vienen haciendo obras como la propia Embaré y otras lecherías, como nosotros también, pero tal vez no se ha hecho lo suficiente”, concluyó.


    traducido y extractado por el OCLA del Newsletter de MilkPoint por Valter Galán y Maysa Serpa