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9 indicadores para las exportaciones lácteas estadounidenses 25/4/2020
A continuación, se describen brevemente las nueve señales que el USDEC propone tener en cuenta para seguir la evolución de las exportaciones de productos lácteos de EE. UU. en el próximo año, considerando el contexto del COVID-19.
Impactos económicos y sanitarios mundiales de COVID-19: el FMI proyecta que el PBI de las economías avanzadas se reduzca en un 6,1% en 2020. A corto plazo, la incertidumbre macroeconómica está fortaleciendo un dólar ya fuerte, encareciendo las importaciones de productos lácteos en países clave como Indonesia, Malasia y México. A largo plazo, una recesión prolongada reducirá el poder adquisitivo de los consumidores, quienes comerán con menor frecuencia en restaurantes y reducirán la compra de artículos especiales o de mayor valor.
La recuperación de China es clave ya que es el mayor importador mundial de productos lácteos. La demanda de este país se verá afectada en la evolución del stock de leche en polvo y dependerá también de la rapidez con que se reponga su población de cerdos tras la peste porcina africana. Esto último impulsará la demanda internacional de suero. Además, la Fase I del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China debería crear oportunidades para que los exportadores estadounidenses se recuperen.
Precios del petróleo: se desplomaron a medida que la demanda mundial de energía cayó, lo que lleva a una reducción del poder adquisitivo de los principales países importadores de lácteos, sobre todo en Medio Oriente y África del Norte. SI bien UE es el principal proveedor, cualquier reducción de la demanda en estos países, aumentará la competencia en otros mercados.
La economía de México: se prevé una disminución del 6,6% en el PBI real para 2020. La devaluación del peso mexicano y el impacto del precio del petróleo, pueden incrementar el precio de las importaciones de lácteos y disminuir el poder de compra de los consumidores, afectando las exportaciones estadounidenses.
El apetito del sudeste asiático. Puede ser destino importante considerando la demanda limitada en México y China. EE. UU. (representó el 24% del total de sólidos enviados en 2019) cuentan con precios competitivos, por lo cual se debería ver un aumento de su participación en la región. La señal a seguir será cuánto está dispuesto a comprar el sudeste asiático y de qué producto.
Consumo de productos lácteos nacionales: se redujo drásticamente por la caída en los canales de servicio de alimentos y escuelas, reduciendo los precios a mínimos hace tiempo no vistos. Se necesitará exportar para evitar el almacenamiento. La ventaja en el precio competitivo de los EE. UU. llevará a que incremente sus envíos al exterior, siendo clave la conquista de nuevos mercados.
Niveles de stock global: se anticipa que alcanzarán niveles record debido a la reducción del consumo, la gran producción de primavera en el norte y la competencia internacional por “ubicar” los excedentes. Ya la Comisión Europea anunció ayuda para el almacenamiento privado de productos lácteos. Pero no está claro si será suficiente para evitar que la intervención pública sea la salida más rentable para los fabricantes europeos, lo cual colocará un techo en los mercados mundiales de leche en polvo. Desafortunadamente, las existencias de manteca y queso de EE. UU. están en camino de alcanzar niveles récord también.
Respuesta del suministro de leche: grandes stocks y precios más bajos indicarían que es solo cuestión de tiempo antes de llegar a los contratos de suministro. La señal, será la evolución del rebaño. Sin embargo, independientemente de si el rebaño se contrae rápidamente o más lentamente, seguirá habiendo muchos productos disponibles para la exportación.
Impacto de los bajos precios en la demanda global. Si bien existe preocupación sobre las compras de México y China, algunos compradores en el sudeste asiático y otras regiones menos afectadas pueden estar dispuestos a comprar mayores volúmenes a precios más bajos, lo que proporcionaría otra salida a la única alternativa de stockear.
traducido y extractado por Rocío Novoa – Asistente de Dirección de OCLA, del newsletter del USDEC